¡Que no me calle nadie!

¡Que no me calle nadie! /
Que quiero levantar mis brazos /
que quiero gritar en silencio /
apaleando la piel con mi redoble /
magullando con los palillos mis manos
hasta que brote la sangre de refuelo.

Un cielo de azucenas rojas

Elegía a la memoria de Agustín M. Abellán

I. Luz de agonía y muerte
II. Exilio de ausencia
III. La tierra alumbró al hombre
IV. Con la verdad en las manos
V. Caminar juntos en el silencio

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