¿Por qué nos enseñan mal a vivir y a morir?

Nuestro miedo a la muerte es una servidumbre que nos impide vivir. A vivir el presente que es lo único que tenemos. Pendientes de las expectativas del futuro, perdemos el presente y lo que en él podríamos haber hecho. Vivimos una negación de la vida. Y de la vida no vivida surge un potencial de destrucción y de abandono. Vivir resignados es una forma de malmatarnos.

Octubre

volverás en otoño cuando diluya el tiempo 

lectivo la dulzura del mosto en los cuadernos

y en alta desbandada pespunteen su augurio

las aves migratorias

Sombras del olvido

Con pasos tibios
busco las pistas perdidas
excavo hondo en la memoria
con otras manos, con otras uñas
con otros ojos fuera de la mirada
ciegamente mirando
en la sima oscura del alma

Redención

hoy te quiero de gala como un campo
de almendros en febrero
que el alba te decore
con su luz escarchada de rocío
que no desprecies nada
no limites tu gozo a la belleza

¿Soy boca para tus oídos?

¿Soy boca para tus oídos?
¿Necesitas oír con los ojos?
Huyen las palabras, se van
su ausencia es lo que no será
quedan sílabas balbuceantes
estelas invisibles de voces arrasadas

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