El audiovisual no refleja la realidad objetiva

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«Lo que vemos en la pantalla no es sino una foto seguida de otra foto, ... No es la realidad. Nunca hay que olvidarlo» (Roman Polanski).

Vivimos en la era de la comunicación audiovisual. Cada día una persona consume de media en el mundo casi cuatro horas de televisión. Cada mes más de dos mil millones de usuarios acceden a YouTube y miran cada día más de mil millones de horas de vídeos.

Todos mirando pantallas a través de ese par de bolas gelatinosas de la cavidad ocular, conectadas a la masa grisácea que hay en el interior de nuestro cráneo.

Probablemente has oído o leído alguna vez que una cámara de vídeo «capta la realidad objetiva» o que «permite representar el mundo tal cual es». ¿Verdaderamente es esto cierto o es una falacia? ¿Es posible ofrecer una información objetiva en televisión o en cualquier otra pantalla?

La respuesta a estas preguntas nos servirá para dos cosas:

  • Aprender cómo emplear algunos elementos del lenguaje audiovisual para captar la atención del público. Lo que puede resultar útil para mejorar la calidad y eficacia comunicativa de tus vídeos.
  • Reflexionar sobre nuestra limitada percepción de la realidad y la intención oculta de los mensajes de los medios audiovisuales.

Los contenidos que transmiten los medios audiovisuales repercuten en la formación de la personalidad de niñas, niños y jóvenes. Así que este artículo también es una forma de ayudar a conseguir lo que seguramente madres, padres y docentes desean: Que sus hijos y alumnos presten atención y aprendan a pensar de un modo activo y crítico, para evitar que sean manipulados mediante los mensajes audiovisuales que reciben. 

Tiempo de lectura: 16 minutos

☛ No nos dejemos engañar, cualquier contenido audiovisual no refleja la realidad objetiva, sino una parte de esa realidad expresada, además, desde un determinado punto de vista subjetivo.

Con cierta frecuencia se puede leer y escuchar por Internet y en determinados ámbitos pedagógicos, que el vídeo es una herramienta que «puede ser utilizada eficazmente en la educación, pues permite representar el mundo tal cual es». 

Es cierto que el vídeo es una herramienta muy eficaz para ser empleada en la educación. De ello tratan ampliamente estos artículos: 

Sin embargo, el vídeo NO «permite representar el mundo tal cual es». Afirmaciones similares a ésta reflejan una vieja  y errónea pretensión que se remonta hacia 1920 con la doctrina del Cine Ojo de Dziga Vertov en la Unión Soviética. En realidad no son más que un reflejo de la tendencia humana a aceptar la información de nuestros sentidos de forma absoluta y fiable. Lo que no es verdad, ya que nuestra percepción de la realidad es limitada, cuando no distorsionada.

Con el desarrollo de la televisión, esta percepción de que las imágenes reflejan la realidad se fue extendiendo y aún perdura entre el público: «Si se ve, debe ser verdad». Pero lo cierto es que las imágenes que vemos en las pantallas no son la realidad. Veamos por qué.

     El contenido audiovisual no refleja la realidad

Cualquier contenido audiovisual no refleja la realidad objetiva, sino una parte de esa realidad expresada, además, desde un determinado punto de vista subjetivo.

El lenguaje audiovisual es un medio de expresión con un potencial persuasivo y seductor más intenso que el verbal. Esto le confiere una gran capacidad para influir con imágenes y sonidos en el comportamiento de la gente. Los espectadores tienen tendencia a creer más lo que ven que lo que leen. Y ello a pesar de que cualquier contenido audiovisual no refleja la realidad objetiva, sino una parte de esa realidad. Una parte expresada, además, desde un determinado punto de vista subjetivo.

Las imágenes de un informativo de televisión o un documental pueden dar la impresión de que nos cuentan la realidad. Sin embargo, lo cierto es que esa realidad es construida, como sabe cualquier periodista o realizador de documentales. Una realidad que estará más o menos manipulada, con mejores o peores intenciones pero que no es imparcial ni rigurosa. No deja de ser una realidad construida que aprovecha la tendencia del espectador a buscar causas y efectos.

Un informativo de televisión, por ejemplo, no se hace para informar sino para entretener y distraer. Las noticias se suceden de forma rápida y fragmentada con el fin de sobreinformar y desinformar a la vez. Lo que es una forma más de engaño. Por tanto, no es posible informarse bien sentado en el sofá ante la televisión. Informarse bien requiere un esfuerzo personal y una participación activa.

¿Cómo se construye esa supuesta realidad?

Estableciendo una relación causa–efecto entre varias imágenes que han sido ordenadas de una forma secuencial y con un ritmo determinado. Pero que no han sucedido en el mundo real por ese orden ni durante el periodo de tiempo que nos muestran.

2. La información audiovisual puede ser objetiva?

¿Es posible ofrecer una información objetiva en televisión o en cualquier otra ventana? ¿Cómo se separa una persona de su subjetividad, de su escala de valores o de su ideología? Estas preguntas pueden trasladarse al aula o al salón familiar para ser analizadas.

En una televisión, por ejemplo, la realización de un reportaje sobre un determinado tema, empieza por la decisión que toma el director de informativos a cerca de cual es el enfoque que debe tener. Decisión que se ubica dentro de la línea editorial e intereses particulares de la televisión privada. Si es pública probablemente se verá influída por la ideología y los intereses partidistas del gobierno que controla la televisión. Es decir, la estrecha relación que hay entre información y poder, ya sea político o económico y los vínculos que se crean entre ambos para traficar con la información.

Este enfoque inicial influye en el proceso de documentación sobre los hechos en los que se centra el reportaje. Es decir, que la búsqueda de documentación estará influída por los intereses que se esconden detrás de una determinada noticia y sus antecedentes.

     El rodaje modifica la realidad

A continuación está el enfoque subjetivo del equipo de rodaje encargado de realizar el reportaje y cuyo planteamiento se plasma en la escaleta de intenciones. En ella se basa la búsqueda de imágenes a rodar que fundamenten el reportaje televisivo.

También es una decisión subjetiva el cómo se manejan las emociones de las personas que se van a entrevistar relacionadas con el reportaje. En qué medida se ofrece una sola versión o bien si deciden entrevistar a personas que ofrezcan con sus testimonios versiones que representen a distintas partes y posturas en los hechos que trata el reportaje. Es decir, que debemos desconfiar del testimonio aunque sea la única cosa fiable de la que disponemos para contar nuestra historia.

Todas estas decisiones subjetivas se producen antes de empezar a grabar el reportaje.

A su vez, como analizaremos en el siguiente apartado, al seleccionar en el encuadre los límites de las imágenes, se excluye también una parte de la realidad que se presenta delante de la cámara.

     El montaje vuelve a modificar la realidad

Esa parte de la realidad captada por la cámara, se vuelve a modificar durante el montaje al realizar la selección de las imágenes grabadas. ¿Qué es lo que luego veremos como público? El orden en el que se van a mostrar los planos y la duración de cada uno, junto con la manipulación de los sonidos y las técnicas persuasivas empleadas en los mensajes. (Puedes ampliar información y acceder a otros vídeos en el Centro de Recursos)

Por otra parte, el mensaje audiovisual elimina de la percepción real tres de los sistemas sensoriales humanos corrientes: olfato, gusto y tacto. A su vez, introduce severas restricciones y desconecta los otros dos sentidos, rompiendo el natural equilibrio de nuestra percepción entre lo auditivo y lo visual. En el proceso de montaje estos dos sentidos son aislados el uno del otro y reconstruidos. Como, por ejemplo, alterar la relación visual y auditiva de algo que está ocurriendo a gran distancia. Alteración que hace que podamos escucharlo como si estuviese ocurriendo cerca.

Asimismo, las imágenes se ven aplanadas (en dos dimensiones) sin la profundidad de la visión tridimensional humana, los espacios recortados y los movimientos distorsionados.

La televisión presenta los sucesos separados del tiempo y el lugar donde sucedieron y nos los muestra condensados. Esta necesidad de condensar es inherente al medio televisivo que está limitado por el tiempo. La consecuencia inevitable de esta condensación de los sucesos es su distorsión.

     Resultado final: Condiciona nuestra percepción emocional

El resultado final es que toda la información que se nos muestra ha sido comprimida, adaptada a los límites de transmisión del medio audiovisual y distorsionada por la desconexión de la percepción sensorial humana.  

Todo ello afecta y limita forzosamente nuestro nivel de percepción. De modo que lo que finalmente vemos como espectadores no se corresponde con la realidad. Lejos de acercarnos a los hechos, todo este proceso de manipulación audiovisual condiciona nuestra percepción emocional de la realidad a través de las imágenes, sonidos y palabras que recibimos por las pantallas, dentro y fuera del ámbito familiar.

Al final, el mensaje audiovisual televisivo convierte la riqueza del mundo real complejo, sutil y variado en un mundo confuso e irreal. Un mundo que, además, es tosco y chabacano en los programas de tele-realidad o tele-basura. Mientras que el mensaje se adapta a los intereses de poder políticos y económicos de aquellos que controlan los medios audiovisuales. Aquí la información es unidireccional y vertical, va del medio que difunde la información (emisor) al público que la recibe (receptor pasivo). De ahí que más que medios de comunicación son medios de difusión de información.

☛ En un programa informativo alguien, además de manipular el tiempo y el espacio audiovisual, decide qué se va a mostrar al público y su duración, cómo se le va a mostrar y lo que se le va a ocultar 

Hoy la información y conocimientos precocinados es consumida masivamente por la gente (docentes, padres y alumnos).  El acceso a la realidad de la gente es controlado por los medios. El consumidor acepta la información que le proporcionan y sólo reacciona ante ella, lo que lo convierte en una persona política y socialmente impotente. 

Son razones por las que se debería aprender desde joven a mirar de una manera crítica los contenidos audiovisuales y sus significados. Lo que permitiría saber cómo interpretarlos. Aunque cualquier edad es buena para aprender y descubrir cómo nos manipulan los medios audiovisuales.

3. El encuadre: “dentro y fuera de campo”

Del mismo modo que ocurre con el ojo humano (salvando sus diferencias), la cámara de vídeo sólo puede encuadrar una porción de espacio limitado, dejando fuera parte de la realidad. La grabación de imágenes tiene unos límites que, en general, están determinados:

  1. Por la porción de la realidad que seleccionamos en cada uno de los planos.
  2. Por el tipo de ópticas que empleamos en la cámara: Podemos distorsionar la perspectiva y cambiar el tamaño de los sujetos y su entorno.
  3. Por la iluminación de la escena: Podemos dejar una parte oscura e impedir que el público vea lo que existe en esa zona y centrar su atención en la parte iluminada.

Para expresarnos mediante el lenguaje audiovisual, primero seleccionamos el espacio que queremos que se vea en el encuadre a través del visor de la cámara. Esta selección la realizamos en cada uno de los planos, con sus límites verticales y horizontales, y con el tipo de iluminación que habrá en la composición de los distintos elementos visuales del encuadre.

De este modo, seleccionamos una porción de la realidad que queremos mostrar al público. Pero, a su vez, también elegimos qué parte de esa realidad se le va a ocultar al público.

Por tanto, cada plano se realiza con un determinado encuadre que configura el límite del plano y la parte de la realidad que se va a mostrar luego. Para grabarlo, hay que decidir lo que queda dentro del plano y el resto se quedará fuera. Lo que se ve en el encuadre se dice que está dentro de campo, mientras que el resto queda fuera de campo.

Si solo nos muestran la selección del encuadre (dentro de campo) de la foto de los elefantes, podemos pensar que están en libertad. Pero la realidad del entorno que los rodea (fuera de campo) nos indica que se encuentran cautivos en un parque zoológico.  

En la foto del río el árbol con hojas amarillas (que está fuera de campo) nos indica que es otoño; pero si la imagen que nos muestran en el encuadre es sólo la parte del río (dentro de campo), podemos pensar que es otra estación (primavera o verano).

En ambos casos el público tendrá una percepción diferente según el fragmento que le ofrezcan de la realidad.

El objetivo empleado en la cámara influye en la percepción del público

En su aspecto técnico también existen otros factores que influyen en cómo verá el publico el contenido de los planos que graba una cámara. Uno muy importante: La porción visible del espacio que encuadramos con la cámara dependerá también del ángulo de visión del tipo de objetivo empleado, que varía en función de la longitud focal de la lente. Los objetivos con zoom, por ejemplo, permiten modificar la longitud focal y conseguir distintos ángulos de visión, pero distorsionan la perspectiva y cambian el tamaño relativo del sujeto y su entorno.

Por tanto, si tenemos en cuenta estos aspectos del proceso de elaboración de un programa audiovisual o una noticia, seremos más conscientes de que alguien, además de manipular el tiempo y el espacio audiovisual, decide qué se va a mostrar al público y su duración, cómo se le va a mostrar y lo que se le va a ocultar.

¿Qué ocurre entonces con la supuesta realidad objetiva que nos muestran las imágenes? ¿Puede realmente el vídeo «representar el mundo tal cual es»? Rotundamente, no.

4. La relación entre lo que hay dentro y fuera de campo

Otro aspecto que conviene precisar, es que la parte de la realidad que queda fuera de campo no coincide necesariamente con lo que el relato audiovisual quiere transmitir. No obstante, en función de las imágenes y de la banda sonora, como espectadores podemos pensar que hay algo fuera de campo e imaginarlo aunque no lo veamos.

«Lo que cuenta en las artes de dos dimensiones no es sólo lo que se ve, sino lo que no se ve, lo que se deja de ver» (Néstor Almendros. Días de una cámara)

La relación entre lo que hay dentro y fuera de campo es también un recurso expresivo. Porque en el relato audiovisual no sólo seleccionamos lo que será visible, sino que también sugerimos o podemos sugerir al público lo que hay más allá del encuadre, aunque no se vea.

Por ejemplo, en una película de terror sin ver al asesino podemos detectar su presencia por la reacción de la víctima.

De modo que el público ve lo que hay en el encuadre e imagina lo que está ocurriendo fuera del encuadre. Ya sea por lo que sugieren las miradas o los diálogos de los personajes, por lo que ocurrió antes o por lo que el público supone que va a ocurrir después.

El equilibrio entre lo que decidimos que esté dentro y fuera de campo, es la base y el punto de partida de la realización audiovisual.

Por tanto, es importante tener en cuenta si las imágenes captadas cuando apretamos el botón de grabación de una cámara (ya sea profesional o doméstica) expresan, describen y narran lo que previamente hemos decidido captar.

Como sujetos que pensamos y sentimos de forma diferente, las imágenes son construcciones que no representan objetivamente la realidad, sino que trasladan el mensaje que queremos transmitir. Dependiendo de cómo construyamos el mensaje, mediante la manipulación del tiempo y el espacio, este reflejará con mayor o menor distorsión determinadas expresiones e identidades de la realidad social.

5. Limitaciones en nuestra percepción

La amplitud del campo visual humano esta determinada por la parcela de la realidad que capta el ojo. Aunque varía en cada persona, con un ojo de forma independiente podemos ver unos 150º-160º en horizontal y unos 130º en vertical.

Con ambos ojos conseguimos un mayor campo de visión pero con distinta agudeza visual (capacidad de percibir detalles de la visión). Cuanto mayor es el campo de visión menor es la agudeza visual. Esta depende de factores externos como el nivel de luminosidad de lo que observamos, de la edad y de la ausencia de defectos visuales (miopía, astigmatismo o hipermetropía). 

Nuestro cerebro transforma las imágenes captadas por cada ojo creando una única imagen más clara y nítida. Pero sólo en la zona donde se solapa la visión de nuestros dos ojos, obteniendo una única imagen tridimensional mejorada. La fusión de las imágenes contribuye a que hagamos una estimación del tamaño y la distancia de lo que miramos.

Fuera de esa zona de visión conjunta, tenemos la visión periférica que vemos con el ojo derecho y la visión periférica que vemos con el ojo izquierdo. Aunque la visión periférica de cada ojo es de baja resolución, nos permite un aumento de nuestro ángulo de visión.

Los dos siguientes ejercicios (que pueden ser realizados en casa o en el aula) nos darán una idea de las limitaciones de nuestra percepción visual.

     Ejercicio 1: Agudeza visual

Aunque pudiera parecer que nuestro campo visual es amplio, sólo vemos un grado (1º) con definición significativa y en su eje se alcanza la máxima agudeza visual. Es lo que se conoce como campo focal. Basta con realizar el siguiente ejercicio práctico, sin distraer la mirada ni hacer trampas. Concentra atentamente la mirada  en el punto central de la línea que hay a continuación e intenta decir qué letras hay a ambos lados:

Pfas muri betgy   •   tnafu muis ferx

Si no has hecho trampas, seguramente habrás podido ver con claridad una o dos letras a cada lado del punto. Lo que evidencia que el campo visual humano con buena agudeza visual es muy reducido.

     Ejercicio 2º : Supresión sacádica

Colócate delante de un espejo a una distancia algo menor de un metro y medio. Instala una cámara de vídeo para que grabe un plano medio frontal de lo que miras en el espejo. Mientras te graba la cámara mira atentamente en el espejo tu ojo derecho y luego mira el izquierdo; hazlo alternativamente varias veces sin mover la cabeza.

Aunque ves cada ojo cuando miras, no podrás ver el movimiento de tus ojos en el espejo porque tu cerebro te lo oculta y también te oculta que lo ha ocultado. Ahora mira la grabación y comprueba que la cámara si ha captado el movimiento de tus ojos.

     El error es inherente al conocimiento

Que nuestros sentidos humanos son limitados se refleja en que no podemos captar las frecuencias de los ultrasonidos ni de los infrasonidos. Hay sonidos que son demasiado graves o demasiados agudos para que podamos oirlos. Nuestros sentidos tampoco pueden captar las frecuencias de los rayos gamma, los rayos X, los infrarrojos, ultravioletas. Sin embargo, forman parte de la realidad que nos rodea aunque no podamos percibirla. Lo que nos indica que es posible que puedan existir realidades invisibles para la percepción humana.

La neurociencia nos dice que nuestra percepción visual no es el equivalente a una fotografía o un plano de vídeo del mundo que nos rodea. Esa percepción es la traducción de un código binario de estímulos que llegan a nuestra retina. Aquí, el nervio óptico transmite esa traducción al cerebro y éste estructura y organiza una reconstrucción de lo que nos parece ser la realidad, pero que sólo es una representación mental. Por tanto, debemos desconfiar de nuestra percepción, tanto de lo que nos parece absurdo como de lo que consideramos evidente por parecernos más lógico y racional.

Cuando leemos nuestra mirada salta de manera discontinua de un grupo de letras a otro y, a partir de éstas, es nuestra mente la que reconstituye la frase íntegra para dar continuidad a lo que leemos. Lo que explica que nos resulte difícil percibir las erratas.

Asimismo, como veremos en el siguiente apartado, nuestra escala de valores y experiencia personal influyen en nuestra forma de ver y percibir lo que nos rodea. En consecuencia, en lugar de reprenderlo, la escuela debería enseñar las causas y las consecuencias que tiene el hecho de que el error es inherente al  conocimiento.

«Si el conocimiento aparentemente más evidente, la percepción visual, puede sufrir el error inherente de la traducción, entonces el riesgo del error y de la ilusión es intrínseco al conocimiento».(Edgar Morin, La Vía para el futuro de la humanidad).

6. El acto de “ver” lo que miramos no es simple

Nuestra cultura, escala de valores y experiencia personal influyen en nuestra forma de ver las cosas o las imágenes de esas cosas.

Puede parecernos que es algo muy simple lo que podemos percibir con nuestra vista o con una cámara. Sin embargo, el acto de “ver” lo que miramos está muy lejos de ser simple. Bajo esa aparente simplicidad están presentes una serie de aspectos físicos, ópticos y otros psicológicos y neurológicos que centran nuestra atención en un elemento determinado de la realidad e ignoran el resto.

Un breve análisis nos va a mostrar que lo que percibimos y advertimos a través de nuestros sentidos no es nada simple.

En primer lugar, nuestro juicio (que está condicionado por nuestra escala de valores) y experiencia personal influyen en nuestra forma de ver las cosas o las imágenes de esas cosas. Sabemos que igual que se puede matar o morir por un dios, también se puede matar o morir por unas ideas que son capaces de ocultar los hechos. En consecuencia, hay detalles –algunos importantes– que, a pesar de estar frente a nosotros, se nos escapan.

Además, esta percepción parcial cambia de una persona a otra. Sabemos que un mismo acontecimiento presenciado por varias personas, es relatado de forma diferente por cada una de ellas. Nuestros intereses y experiencias personales nos llevan a fijar la atención en determinados aspectos de la realidad y a ignorar otros.  Aquí también influye nuestro estado emocional, ya que cuando estamos alterados también se altera nuestra capacidad de ver lo que presenciamos.

De modo que las palabras, las ideas que utilizamos para comunicarnos entre nosotros y la realidad, nos pueden estar engañando y trastocar esa realidad que pretendemos traducir.

Nuestra limitación en la percepción se puede extender a cualquier aspecto de la realidad, ya que muy raramente somos capaces de percibir la totalidad de lo que nos rodea.

Un ejemplo sencillo: Al entrar en un restaurante percibimos el bullicio de la gente que hay sentada en las mesas y el trajín de los camareros. Cuando nos sentamos a la mesa y concentramos nuestra atención en la comida o en el diálogo con la otra persona que nos acompaña, los sonidos que nos rodean parecen desaparecer de nuestra percepción. Al fijar nuestra atención en un aspecto de la realidad disminuye o desaparece la presencia de los restantes hechos, de las personas y objetos a nuestro alrededor.

7. Fijar en las imágenes los puntos de atención del público

Es muy importante que tengamos en cuenta esta limitación de la percepción humana cuando planifiquemos la grabación de un vídeo. Antes debemos esforzarnos en fijar con claridad los distintos puntos de atención que queremos que retenga el público cuando mire las imágenes y oiga los sonidos que queremos grabar, con el fin de evitar que esa atención se disperse en elementos secundarios.

Debemos esforzarnos en fijar con claridad los distintos puntos de atención que queremos que retenga el publico cuando mire y oiga las imágenes y los sonidos que hemos grabado.

Para poder fijar la atención es necesario que, previamente, decidamos dos cosas:

  • Qué queremos mostrar
  • Cómo lo vamos a mostrar
     Qué queremos mostrar

Al fijar nuestro punto de vista en una escena que pretendemos grabar, debemos establecer qué es lo más importante y qué es lo menos importante, excluyendo de la misma aquello que consideremos que no tiene ninguna importancia. Tener claro lo que pretendemos mostrar es lo esencial para captar la atención.

     Cómo lo vamos a mostrar

Elegir la posición de la cámara, la disposición de los elementos que aparecerán dentro del campo del encuadre de la cámara, la iluminación,…, para determinar el tipo de importancia que tiene cada uno de esos elementos. En el artículo Cómo aprender realmente el lenguaje audiovisual pudimos observar que una posición de cámara baja, alta, estática o en movimiento cambia la importancia y la visión de los elementos del encuadre. Por ejemplo, la cámara alta (picado) empequeñece a los sujetos, mientras que la cámara en una posición baja (contrapicado) los engrandece. Y esto, hay que decirlo, es una nueva manipulación de la realidad que luego percibirá el espectador.

Lo esencial es que tengamos claro aquello sobre lo que pretendemos centrar la atención del público. A partir de aquí, nuestro conocimiento del lenguaje audiovisual y sus técnicas, junto con nuestra creatividad, nos permitirá elegir entre distintas maneras de establecer el centro de interés para fijar la atención del público.

8. El vídeo: Una herramienta poderosa

☛ No somos conscientes de la permanente manipulación audiovisual a la que estamos sometidos. Evidencia la imperiosa necesidad de que la alfabetización mediática y audiovisual entre con rigor en la escuela y en la sociedad

El vídeo es una herramienta poderosa para comunicar mediante el lenguaje audiovisual y, como tal, debería ser empleada en la escuela. Pero también para aprender a descifrar la intención oculta de los mensajes de los medios audiovisuales. Porque no podemos ser verdaderamente libres si no somos conscientes de que los medios nos manipulan.

Sin embargo, como hemos visto, contrariamente a lo que se dice incluso en el ámbito pedagógico, una cámara de vídeo no capta la realidad objetiva ni tampoco «permite representar el mundo tal cual es». Es una afirmación mendaz que, además de no ser cierta, es aún más contraproducente cuando la emplean los propios docentes en el ámbito educativo. Si otros les siguen, copian y pegan, la falacia se convierte en error y su efecto negativo se extiende.

Lejos de favorecer un uso eficaz del vídeo, esta actitud o bien es falaz o expresa ligereza e inconsciencia. Ambas son consecuencia de la grave situación de la educación y de una cómoda tendencia a simplificar, a surfear en materia audiovisual en lugar de profundizar con seriedad y rigor en su lenguaje y en su aplicación práctica.

Un motivo más para reclamar la imperiosa necesidad de que la alfabetización mediática y audiovisual entre con rigor en la escuela y, por extensión, en el conjunto de la sociedad.

Este artículo habrá cumplido su objetivo si ayuda a que en casa o en algunas de las aulas del sistema educativo se asuma realmente la responsabilidad de formar a los menores en materia audiovisual. Lo que repercutirá en mejorar el “buen uso” de la televisión, de Internet y del resto de «ventanas» que forman parte del entorno habitual en el que vivimos.

Sin olvidar que la responsabilidad última de los contenidos audiovisuales que las niñas y niños ven en la televisión o en Internet corresponde a sus padres o tutores. Una premisa que, como reconoce el propio Parlamento Europeo, «no exime de responsabilidad a los proveedores y difusores de contenidos audiovisuales ni a sus legisladores».

No le falta razón a mi amigo Paco que ha dedicado la mayor parte de su vida a la formación en el ámbito audiovisual. Con su peculiar estilo, dice que «si en lugar de escurrir el bulto cada palo aguanta su vela, podremos abordar con seriedad la necesaria alfabetización mediática y audiovisual, dentro y fuera del aula».

¿Qué te ha parecido el artículo? Continuamos juntos en los comentarios

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Jesús Agustín
Jesús Agustín

Es miembro de Vídeos Educa, donde comparte información y experiencias con todas aquellas personas que entienden la educación como una contribución al desarrollo de seres humanos libres. Trata de ayudar a desarrollar la habilidad y creatividad humanas, a conectar con nuestros talentos, aptitudes naturales e inclinaciones personales. Trata de ti (madre y padre, alumno y docente) y de temas que son importantes en nuestra vida, en la de nuestros hijos, amigos y vecinos, compañeros de trabajo y el planeta en el que vivimos.

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