Sierra Espuña en INVIERNO

Descripción

Este vídeo y los que hablan de Sierra Espuña en Otoño,  Primavera y Verano, nos ayudarán a conocer mejor el parque. Pero también a comprender y valorar el acierto de la repoblación forestal realizada hace más de un siglo.

Los inviernos en el parque de Sierra Espuña suelen ser cortos. Pero con heladas frecuentes y algunas nevadas, sobre todo en las zonas altas. A medida que aumenta la altitud el frío es más intenso. En esta época las plantas entran de nuevo en reposo y ralentizan sus ciclos vitales. Cada especie de plantas está adaptada a unas condiciones climáticas. Cuando estas condiciones cambian, las especies de los niveles bajos son desplazadas y sustituidas por otras mejor adaptadas al frío.

 En la cima la mayoría de las plantas suelen ser pequeñas y achaparradas, perfectamente adaptadas para poder sobrevivir en estas alturas

El pino rodeno y el pino laricio son más resistentes al frío y a las heladas. Y los vemos por encima de los 1.100 metros de altitud.  La tenaz encina también se atreve a colonizar estos ambientes duros y difíciles. Su porte achaparrado se debe, sobre todo, a la escasa profundidad del suelo que carece de los nutrientes necesarios.

En la cima de la sierra la vegetación ya no parece crecer hacia lo alto.  La mayoría de las plantas suelen ser pequeñas y achaparradas, perfectamente adaptadas para poder sobrevivir en estas alturas. Así pueden resistir los efectos del frío, del viento y soportar mejor la radiación solar, que es más intensa en las cumbres.

Nieve y frío

Las nevadas suelen caer en Sierra Espuña en invierno. Pero sólo adquieren cierta importancia por encima de los 1.000 metros de altitud. Sin embargo, las heladas son más frecuentes que la nieve, sobre todo en las cimas y roquedos. En estas zonas más expuestas al azote del viento y el hielo, las temperaturas descienden varios grados bajo cero.

En la soledad del crepúsculo, desde el bosque se oyen lejanas en los peñascales las llamadas de las aves nocturnas

A finales del mes de febrero los días son un poco más largos y menos fríos. Pero cuando se oculta el sol baja la temperatura y el frío se hace más intenso. Nos recuerda que el invierno aún no se ha ido. Luego, desde el bosque, en la soledad del crepúsculo se oyen lejanas en los peñascales las llamadas de las aves nocturnas.

Con el deshielo el agua que no ha podido ser absorbida por el suelo discurre por las laderas montañosas. Va formando pequeños arroyos y su canto es un preludio de la cercana primavera.

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