La forma íntima del tiempo

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Tú lector, palpitas de vida y de orgullo y de amor como yo, para ti, pues, estos cantos. WALT WHITMAN

    ☛ A Manuel Navarro, un viejo amigo de sonrisa luminosa y corazón ancho que en vida no supo amasar su anhelo vital 

Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,

larga paz a tus huesos…

Definitivamente,

duerme un sueño tranquilo y verdadero.

ANTONIO MACHADO

¿Quién soy? ¿Quién he sido?

Cada paso que doy deja su huella

borra o esconde la muda del tiempo

en las hendidas cañadas

en los bosques heridos

y entre el sueño y la realidad

entre lo posible y lo probable

sigo buscando la senda inédita.

 

Mi corazón está fijo

mirando el horizonte con ojos de sol

silencioso entre presagios

perdido en soledad abierta

por tierras del error de la verdad.

Corriendo el cielo con latidos de tristeza

sorteo fracasos

y escribo versos de llanto

regados con derrotas.

En este vivir imperfecto

de sueños no florecidos

que revolvieron mi infancia

combato al dolor que oprime

y desgarra lágrimas del pecho.

 

Los labios son la palabra

también el beso

el calor de un cuerpo dulce

y su piel tibia de silencio marino.

Irremediable es la noche

que nace sin luna

que espera sobre mi carne la tumba.

Ahora tiendo la mano a la muerte

que duerme bajo tierra su cansancio

y acallo la adversidad

con un latido de amor.

 

¡Qué fácil es morir!

 

Aturdido por la desesperación

recostado en el generoso regazo

de luz nueva de la inocencia

me sobrecoge la audacia

de un instante de rendición.

¿Acaso soy yo? No diré nada.

Como una cuchillada de angustia

la vida se agita

terrible escalofrío que rasga el corazón

y en pedacitos lo disemina

con las hojas del otoño.

La vida es una túnica húmeda

un pedazo de tierra compartida

una prueba de destrucción creadora

que se desgarra en su desnudez inviolada

sin nombre, ni tiempo, ni país.

 

Hundido en la inmensidad

busco el soplo de la luz

en la mejilla de una flor recogida

en los ojos de la aurora

y de montaña a montaña

sosteniendo el peso de la vida

que nunca se calla

aprendo a resistir en rebelión.

 

El dolor sale de la espera

mordiendo la desgracia

sufre, llora y se tambalea

estrena sus alas y gime en el aire sin grito

hechizado por la espada solar

que nos ofrece la vida en silencio

y se derrama en el mar.

      

En este morir sin muerte

que cierra los labios

me necesito y me desaparezco

estoy ausente ya he partido.

Dadme otro llanto de silencio

dadme otra memoria, otros amaneceres

que iluminen la forma íntima del tiempo

en este aliento que florece.

 

Ahora sé que soy que no estoy solo

bajo el soplo húmedo de las estrellas.

Cuando parece que casi termina

la vida está a punto de comenzar

y es en ese final y comienzo

donde siento que la vida se completa.

Como semilla de una sola voz   

miro la tierra y sé que soy la tierra

como gota que grita en la ola

miro el mar y se que soy el mar.

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