Agua, trasvases y política hidráulica

Descripción

Agua, trasvases y política hidráulica

Este vídeo cuenta el largo camino hacia el cambio de la política hidráulica española durante más de un siglo.

En diciembre de 1959 el presidente de EEUU, Eisenhower, visita España. Con su visita acaba el período de aislamiento económico del régimen dictatorial de Franco tras la guerra civil española. La demanda europea de frutas y verduras provoca una nueva expansión de los cultivos de regadío. Expansión que se realiza en buena medida gracias a la extracción de aguas subterráneas.  Aunque también influye la aprobación en 1968 del proyecto de ejecución del trasvase Tajo-Segura.

Trasvase Tajo-Segura 

Después de 12 años de trabajo, termina la construcción del trasvase que permite llevar el agua de la cabecera del río Tajo al Segura. Con un recorrido de más de 500 Kilómetr0s el agua circula por canales, túneles y sifones, embalses, acueductos y el propio cauce del río. El trasvase intenta satisfacer las demandas agrícola, industrial y urbana de buena parte del Sureste español. 

Si el trasvase Tajo-Segura parecía la solución definitiva al problema de agua del sureste español, la climatología no tardaría en demostrar que no lo era

Aunque este trasvase parecía ser la solución definitiva a la escasez de agua del sureste español, la climatología no tardaría en demostrar que no lo era. La cabecera del río Tajo también se verá afectada por las periódicas sequías que afectan al sur de España. Y el trasvase de los caudales de agua previstos por la ley no se cumplirá.

Cambios en la política hidráulica

El Sureste español dirige ahora su mirada al Plan Hidrológico Nacional en busca de soluciones. Pero, el debate desencadenado en la sociedad sobre este plan no parece que vaya a concluir pronto. Se abre el largo camino hacia un cambio de enfoque en lo que ha sido la política hidráulica en España.

“El agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal” (Directiva marco del agua)

Hasta ahora, esta política se planteaba aumentar todo lo posible la disponibilidad de agua, mediante obras financiadas por el Estado. Su objetivo es conseguir un uso rentable del agua. Era ésta una política donde la preocupación por los problemas ambientales y la calidad del agua apenas si existía. Sin embargo, la aprobación de la Directiva marco europea sobre el agua, supone una reorientación de la política hidráulica. El agua ya no es una mercancía más, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal.

Este cambio obliga a pasar de programar y gestionar las obras hidráulicas, a la gestión del agua como recurso. Una opción que supone el tener que pasar de una administración del agua basada en la voluntad de ampliar la oferta, a otra basada en vigilar y controlar la demanda. En saber administrar el agua de forma eficiente, en ahorrarla, regenerarla y cobrar por ella un precio que sea socialmente admisible. Es ésta una opción que tiene en cuenta el hecho de que el agua es un bien escaso.

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